jueves, 22 de noviembre de 2012

Boquita querido

Dentro del gran abanico de temáticas que se tocan en una peluquería está la polìtica, la economía, la religión, el sexo y la comida. Pero sin dudas, el tópico que más irrita a los machos es el futbol. He aquí un buen ejemplo:

Entra un cliente asiduo con remera de River y el peluquero lo mira desafiante.
Peluca: ¿Y?, que se sintió estar en la B?
Cliente: Lo mismo que estar en la A.
Peluca: ¡Andá! Sufrieron como una gallina degollada.
Cliente: ...
Peluca: ¡Jajaja! La B... y van a volver.
Cliente: ...
Peluca: ¡Vo' sos de la B, vo' sos de la B! (cantando)
Cliente:...
Peluca: ¡Jajaja! Pobrecitos.
Cliente: Roberto y la P"·$#@€¬&rio L #@Y|%& madre!!
Peluca:...
Cliente: Cortame como siempre.
Peluca: Ok


martes, 20 de noviembre de 2012

"La época de oro"


Los machos de verdad, se apegan a los recuerdos del pasado y no tienen verguenza de mostrar su Spika mientras caminan por las calles o cambiar de canal con el rotulador en su televisión RCA Victor. Aquí, en Roberto Eduardo coiffeur, ese mundo de efemérides tecnológicas, es la regla a seguir.




viernes, 16 de noviembre de 2012

El fin de la navaja


Un poco de información con tono formal:
Desde comienzos de los 90s, los cortes a navaja fueron desapareciendo poco a poco y casi todas las barberías cerraron, víctimas de la modernización. Los peinados rápidos, a tijera, ganaron la batalla del mercado. Esto no se debió a la falta de demanda, sino a la agilización del trabajo y la búsqueda  de precios más baratos en las grandes cadenas de peluquería.  Además, se emplearon jóvenes con jeans modernos para ejercer el oficio en lugar del clásico barbero con delantal.

Peluca y su experiencia:
 “Hay pocos peluqueros que cortan a navaja”, asegura Roberto Eduardo. Y, efectivamente, es asi. Pocas son las peluquerías  que lograron sobrevivir a la mano tenebrosa de las tijeras económicas. Tal vez sea por eso que este fígaro es tan requerido en su barrio. Siempre que abre sus puertas se encuentra con una cola de tres o cuatro clientes esperando ansiosos su turno. “Todo a navaja por favor, como vos sabés hacerlo”, le dicen orgullosos sus más fieles seguidores. Es así, el corte a navaja, es el orgullo del lugar.



 
¿Navaja? Si, claro.

"El Sapito"

 
Las costumbres de los peluqueros de barrio pueden ser atípicas. Casi siempre se debe a que son personas que pasan mucho tiempo encerrados en sus negocios, rodeados de polvos y sprays contaminantes. En el caso de Peluca, tiene una costumbre muy  particular: a cada cliente que pasa por su local le practica “El sapito”. Este divertimento único consiste en agarrar desprevenida a una persona que está esperando su corte de cabello con un gesto serio, concentrado en la lectura de una revista de pesca. Cuando la víctima menos se lo espera, se pasa rápidamente el dedo en forma de gancho por su boca. El resultado es un sonido de "sopapa seca" y, por supuesto, ardor en los labios del desprevenido. Bebes, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos sufren el ataque del Sapito. Al fígaro le produce una satisfacción profunda lograr su pequeña maldad y hace que su día sea más ameno. Por otro lado, nadie se queja, todos lo aceptan como una de las tantas cosas que tienen que aceptar para conseguir un buen corte, hecho por su peluquero favorito.
 
 
Estos clientes se sometieron al "Sapito"

miércoles, 17 de octubre de 2012

Carito, suelta tu vuelo

Viven, se sabe, animales de todas las especies en este negocio. Pero el más simpático de todos es el zorzal criollo, “Carito”, que vive en el hall que conecta el local con el terreno de atrás. El ave, se apoderó de un estante con chatarra e hizo su pequeño nidito allí. Cada vez que entra una persona al hall, Carito deja a sus pichones y vuela con desesperación hacia adentro de la tienda, para posarse en alguna cabeza amiga. Los clientes están tan acostumbrados al "espíritu campestre" del fígaro, que permiten al pequeño zorzal volar sobre sus terrazas y, de vez en cuando, que haga sus necesidades en las paredes del lugar. La naturalidad de la escena solo se corta cuando uno de los muchachos se decide y habla: "Che, el pájaro te cagó en la cabeza". Y si, es el riesgo de tener plumíferos dentro de una peluquería.


Los pichones son futuros "cagadores de cabezas"

miércoles, 10 de octubre de 2012

"Lo raro es que salga bien"


Este blog pretende hacer un retrato de los diferentes especíemenes del “macho argento” que visitan una peluquería masculina, ubicada en algún lugar del Gran Buenos Aires. Además de su particular dueño, se verán reflejados aquí los hombres más raros y, a la vez, típicos de la Argentina. Desde hace más de 33 años, clientes de distintas las clases sociales y edades pasan por las manos de este fígaro, pero todos comparten algo: un fuerte olor a testosterona y talco. Pasen y esperen su turno.